Este mensaje será autodestruido en...
Esta misma semana hablábamos de la necesidad de grabar 1 segundo de vídeo cada día durante toda la vida,.. hoy hablaremos justo de lo contrario. La destrucción. El olvido. Lo efímero.
Creamos información no clasificada a diario
En un principio, las fotos que hacemos son para que perduren (antes las imprimíamos, las guardábamos en álbumes y eran el tesoro familiar), los textos que escribimos son, también, fuente de futuros recuerdos y, en general, tenemos la intención de que los contenidos que creamos (como este blog) perduren “toda la vida”. Cuando veo los álbumes familiares que hay en casa (muchísimos) y los vídeos “en crudo” que mi padre hacía, a veces me siento abrumada por tanto material. Por eso a veces me pregunto qué “material” van a querer ver mis hijos, cuál les será de utilidad para explicarse la historia familiar: la conversación de 6 meses seguidos por el chat que tuve con mi pareja antes de conocernos en persona, las fotografías que hacía desde los 15 años, el blog que escribí durante 7 años a diario, mis actualizaciones de Facebook, las fotografías subidas a instagram, los backups en innumerables discos duros,.. Y muchas otras cosas más. La cantidad de información y, en realidad, documentación no clasificada que tendrán sobre mí será abrumadora. Mucho más que las decenas de álbumes de familia de mis padres o las decenas de vídeos familiares.
Snapchat: un lugar para el olvido
Por este motivo, en esta nueva era digital que estamos viviendo (y aún no sabemos cómo serán nuestros nietos ni nuestros hijos han crecido, así que la respuesta a estas preguntas la tendremos en unos 10-15 años, cuando estos niños puedan ver cómo han ido creciendo a través de las fotografías que sus padres subieron a instagram) la destrucción, el olvido y lo efímero tienen más sentido que nunca.
Quizá por este motivo está teniendo mucho éxito la app Snapchat, que permite a los usuarios enviar mensajes y fotografías que cuando son leídos por sus destinatarios se autodestruyen. De esta manera, la información generada se destruye sin dejar ningún otro rastro que el recuerdo del mensaje en el remitente y el destinatario. Esta app en febrero del 2013 enviaba a diario más de 60 millones de fotos y mensajes entre los usuarios. Esta app, así, es la antítesis de aplicaciones como Facebook en la que los mensajes quedan guardados, se pueden compartir, comentar, buscar y… vender. De hecho, actualmente la startup Snapchat no está consiguiendo ingresos y necesita, además, mantener servidores como para soportar el envío de millones de textos y fotografías cada día. Como en muchas startups (pensemos en Instagram o Whatsapp), la monetización vendrá después.
Los adolescentes: interesados en lo efímero
La app está teniendo mucho éxito entre adolescentes que, por un lado, se están dando cuenta de que la información que cuelguen en internet sobre sí mismos puede repercutir en su futuro laboral y, por otro lado, quieren enviar imágenes que serían imposibles de subir a facebook (imágenes eróticas, etc.). La app en sí supone una manera más íntima de comunicarnos con nuestras amistades o parejas. Si el mensaje se autodestruye, sabemos que no podrá ser copiado a otra persona para que lo lea. De manera que conseguiremos tener una conversación más privada. La necesidad de una no-permanencia en internet es cada vez más apremiante. Ya hace años que Google es demandada por ofrecer en sus resultados de búsqueda enlaces que pueden perjudicar a personas.