¿Humano o robot? Twitter poner a prueba el test de Turing
Novelty Waves, un libro que reseñamos hace unas semanas, se ha actualizado. Como dijimos en su momento, el libro fue publicado bajo el sistema lean típico de las startups en el que el producto que se está realizando pasa por varias iteraciones y transformaciones. Novelty Waves se ha actualizado y Matt Pearson, el autor, ha publicado parte de la actualización en el blog Creative Applications.
Este capítulo va sobre las interacciones que tenemos en las redes sociales con zombies. También podríamos llamarlos robots. Según Matt Pearson, una gran cantidad de los seguidores que tenemos en Twitter son robots. Hemos hecho la prueba en la web Twitter Audit y Ubicuo Studio en twitter sólo tiene 24 cuentas de Twitter falsas siguiéndole. Matt Pearson y su amiga crearon robots alter ego de ellos mismos en una cuenta de twitter para interactuar con ellos. Los robots accedían a las cuentas de twitter de sus propietarios, a sus entradas en blogs (incluso las no publicadas aún) y a todo el material en redes sociales que se pudiera encontrar para generar frases que parecieran reales, frases que pudieran pasar por frases de sus respectivos propietarios. El experimento fue muy interesante y Matt reconoce que aunque el robot decía frases inconexas (con mala sintáxis), era indulgente con él porque todo lo que decía se parecía mucho a él.
Esto nos introduce en el desquiciamiento antropológico que tendremos que solventar en los próximos años (espero que los filósofos se pongan manos a la obra para estudiar todo esto en las facultades de Humanidades o fuera de ellas, porque sino la tecnología nos acabará confundiendo). La idea es: ¿Hasta qué punto un ordenador puede comportarse de una manera humana? ¿Hasta qué punto podemos decir que los ordenadores son inteligentes? ¿Hasta qué punto podemos confundir un humano con un ordenador? Twitter es un buen ejemplo de ello, las frases compartidas son de 140 carácteres, la mayor parte de la interacción en twitter se basa en poner tweets como favoritos, en hacer RT y #FF. Twitter es una buena casa para robots y zombies.
El test de Alan Turing
Alan Turing, informático, matemático y filósofo, uno de los padres de la informática moderna, propuso un test realmente interesante en la revista Mind en 1950. Como podemos leer en Wikipedia:
La prueba consiste en un desafío. Se supone un juez situado en una habitación, una máquina y un ser humano en otras. El juez debe descubrir cuál es el ser humano y cuál es la máquina, estándoles a los dos permitido mentir al contestar por escrito las preguntas que el juez les hiciera. La tesis de Turing es que si ambos jugadores eran suficientemente hábiles, el juez no podría distinguir quién era el ser humano y quién la máquina. Todavía ninguna máquina puede pasar este examen en una experiencia con método científico.
Recientemente, en la serie británica Black Mirror se dedicó un episodio a experimentar este test. A una mujer se le muere el marido. Una amiga le recomienda una empresa que te permite hablar con la persona que ha muerto. No es nada místico, simplemente un programa, una aplicación, se dedica a rastrear en redes sociales todas las aportaciones de la persona en cuestión para generar contenido nuevo. En la serie se pasa de escribir e-mails a hablar por teléfono hasta a facilitar a la mujer un android con el mismo aspecto físico que el marido para poder interactuar con la mujer de una manera física. Llega un momento en el que la mujer se desespera porque el robot, aunque sea igual que su marido, no tiene libre albedrío. Es decir, el robot responde a todas las demandas de la mujer, es su esclavo. Aprende de lo que ella le dice, pero no le lleva la contraria. No discute. Es, simplemente, un robot al servicio de la mujer. Nada que ver con nuestras reales parejas, que tienen libre albedrío, tienen sus propios puntos de vistas, sus propias opiniones. No hay nada como una buena discusión para demostrarlo.
Los ordenadores dominarán la tierra…
Igualmente, vemos cómo desde siempre nos ha preocupado un mundo lleno de ordenadores más inteligentes que nosotros, dominando la tierra. No nos damos cuenta de que los ordenadores son “inteligentes” gracias a nosotros. Aprenden gracias a nosotros. Y podrían serguir aprendiendo, podrían sofisticarse y hasta refinar sus respuestas para hacerle creer a un juez que son como un humano, pero siempre se alimentan de contenido real creado por humanos.
Todo esto me recuerda, también, a esas épocas extrañas de internet en las que no existían las redes sociales. La gente estaba viciada a el IRC, un programa que te permitía conectarte con otras personas en canales concretos para poder hablar en privado o a través de los canales. En esa época (1999) yo jugaba con un robot. Lo conectaba a la red y lo hacía interactuar con gente. El robot lo había hecho otra persona, pero yo podía programarlo para añadir frases a mi antojo. En ningún momento se me ocurrió añadir frases que se parecieran a lo que yo decía y, por supuesto, el robot no era capaz de aprender nada con la interacción con otras personas, pero recuerdo momentos hilarantes en los que había personas que creían que estaban hablando con una persona de verdad.
Actualización
Publicamos la entrada y la compartimos con nuestros seguidores en twitter. Inmediatamente nos escribe un tal A1an Turin9 (presunto robot / zombie de Alan Turing) y nos dice que en realidad el “Test de Turing” se llamaba “The Imitaiton Game”. Este robot de Alan Turing tiene monitorizado en twitter palabras clave que hace que nos responda según lo que decimos.