¿Por qué los editores tienen miedo a los libros enriquecidos (Apps)?
¿Por qué las editoriales tienen miedo a las Apps? ¿Por qué no se atreven a dar el paso a publicar libros en este soporte que cada vez más personas utilizan? ¿Por qué no se atreven a publicar contenidos en un medio que les permite obtener un margen más grande de beneficios? El otro día hablamos de este tema después de visitar la 30º feria del libro de Barcelona Liber. En la entrada de hoy nos proponemos reflexionar sobre esta pregunta y ofrecer algunas respuestas que hemos podido ir entendiendo después de hablar con varias editoriales.
La edición de libros enriquecidos (Apps) carece de datos…
Las editoriales carecen de números para poder hacer cálculos del retorno de la inversión (ROI), carecen de estadísticas de otros editores y carecen de casos de estudio. Por culpa de estas carencias, no saben qué objetivos se tienen que proponer a la hora de publicar Apps (libros enriquecidos), no saben qué presupuesto hay que destinar y, en general, no saben cómo calcular los esfuerzos que hay que invertir. Esta carencia de datos provoca que cuando el editor piensa en publicar libros para iPad, Android,… tenga el sentimiento de estar delante de un abismo. Este abismo está ahí porque el editor se adentra en un camino incierto lleno de preguntas sin respuestas.
En este sentido, podríamos decir que sólo las editoriales con muchos recursos económicos como para amortiguar pérdidas en la publicación de libros enriquecidos (Apps) serían las capaces de publicar este tipo de libros. Pero esto no es así.
Reticencias a cambiar el modelo de negocio
Publicar libros enriquecidos para dispositivos móviles y tabletas significa cambiar el modelo de negocio. No hace falta cambiar el modelo de negocio de toda la editorial, pero sí de un departamento. Este modelo de negocio nuevo puede incomodar a las editoriales, porque juegan a ‘juegos’ diferentes que en el modelo de negocio de la editorial tradicional. Los contratos de distribución desaparecen, las estanterías de las librerías desaparecen, la edición local desaparece para dejar paso a la edición internacional (global),… Es un paradigma totalmente nuevo.
Las editoriales pueden crear un departamento digital dentro de su propia estructura, pero a veces esto será inútil si quien decide en la editorial no está dispuesto a escuchar el departamento digital. También puede ocurrir que los editores con más experiencia no entren en el departamento digital y que en el departamento digital trabajen editores más inexpertos; si eso pasa, los editores inexpertos pueden llegar a verse cohibidos, ya que la falta de experiencia disminuye su poder.
La figura del intérprete digital
Y aquí entra la figura del intérprete digital. El editor digital que entra en una editorial para crear un departamento digital y empezar a publicar libros enriquecidos (Apps) para iPad, Android,.. El problema es que un negocio debería entenderse como un todo. Y si es así, el departamento digital tiene que estar 100% correlacionado con el departamento de edición tradicional y los departamentos de márqueting, hasta el punto en que los proyectos se piensen conjuntamente para poder aprovechar todos los esfuerzos de edición. Si no se hace así, el departamento digital o bien carecería de contenidos y de proyectos interesantes o bien sería entendido como un spin-off de la empresa editora madre.
Esperar a que otros lo hagan
Muchas editoriales con las que hemos hablado nos dicen que esperarán a tener datos, casos de estudio, estadísticas… para empezar a pensar a publicar libros digitales - Apps. Cuando se decidan a hacerlo, ya tendrán más información sobre cómo hacerlo, cuáles han sido los errores de otros editores y qué hay que hacer para triunfar en este ámbito.